Cantalojas: una visita obligada al Norte de Guadalajara

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CANTALOJAS: ¡¡RESPIRA!!

El verano ya es el protagonista.

Eso significa que ahora mismo, antes de que todos esos planes y expectativas que atesoramos para consumir en ese tiempo se puedan llevar a cabo, tenemos un tiempo precioso para saborear.

Y ¿qué tal si nos hacemos uno de esos planes sencillos y magníficos al mismo tiempo? 

Pues  coge una mochila ligera, de esas que no se vuelven las protagonistas del paseo y ponle dentro tu agua, tu crema, un poco del imprescindible chocolate de la alegría y sobre todo, uno de esos bocadillos que en ninguna otra parte saben igual que el campo.
Estás a punto de descubrir uno de esos lugares en los que perderse en lo mismo que encontrarse.
Un pequeño municipio de la sierra de Guadalajara donde el encanto viene de serie. Y donde encontrarás paz, belleza, cultura y la expresión de la naturaleza más pura. ¿Sientes el gusanillo?

Pero lo primero es lo primero. ¿Cómo llegar? 

Desde Guadalajara, por la CM-101 ve hasta Cogulludo. Al llegar al desvío hacia la CM-1006 sigue en dirección a Galve de Sorve. Una vez allí continúa hasta Cantalojas. Y ya está. Preparados para disfrutar.

Antes de empezar a patear, dos consejos para sacarle todo el partido a tu excursión:

-El primer consejo es que te dejes la prisa en casa. Comienza saboreando el lugar, quizá tomando un cafecito, o comprando el pan. O simplemente reconociendo los aromas propios de la zona: el primer contacto con la esencia del entorno.
-Después déjate fluir. Llegues donde llegues tómatelo con calma. No hay metas ni retos. Cualquier momento es bueno para disfrutar lo; cualquier momento es precisamente el que hay que saborear.
                                                                 

Y dicho esto… ¿Qué tenemos que anotar en nuestra hoja de ruta por Cantalojas?

1- Las ruinas del castillo de Diempures. Un vestigio de grandeza del siglo XVII. No te comas el bocadillo aún. Pero quizás un trocito de chocolate…
2- La iglesia de San Pedro Apóstol, construida en el XII sobre un antiguo templo románico y su talla barroca del Cristo de los Afligidos. Un poco  de cultura para ir abriendo boca. Aprovecha el recogimiento y la paz del entorno para ir llenando tus reservas de equilibrio y calma.
3- Y, por supuesto, el Hayedo de Tejera Negra. El verdadero  tesoro de nuestra escapada.  Encontrarás muchas rutas, reseñas y comentarios acerca de este espectacular enclave natural: una impresionante masa de árboles, con las hayas como protagonistas, insólita por su ubicación, más propia de zonas más al norte de Europa y por su riqueza natural.
Pero si de verdad quieres convertir este viaje en un recuerdo que se prolongue más allá de la memoria, aprovecha la ocasión para Respirar. Con mayúsculas.
Recorre los senderos según la ruta que más se adapte a tu disposición (de tiempo, de forma física, de expectativas) y recórrela conscientemente. Olvida por un rato los retos y desafíos deportivos y simplemente pasea. Y cuando encuentres ese rincón que parezca estar esperándote, párate.
Y allí, como si fueras un árbol más plántate y RESPIRA. Llénate de aire nuevo y limpio. Y vacíate de tensiones y preocupaciones. Inspira y  siente la increíble energía que el hayedo atesora en su interior. Bébete ese momento despacito y después expira desde lo más profundo de tu ser, limpiándote cuidadosamente con cada exhalación.
Y cuando acabes… tú mismo. El hayedo se abrirá ante ti en todo su esplendor si tienes tiempo y ganas de descubrirlo. Y si no, si ese es el lugar donde quieres quedarte…ahora sí. Es el momento de ese delicioso bocadillo. ¡Qué aproveche!
 

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