Caminar después de los 40: lleva tu cuerpo a otro nivel

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CAMINAR DESPUÉS DE LOS CUARENTA: LLEVA TU CUERPO A OTRO NIVEL

 

Colores neón, zapatillas que casi corren solas, mallas y camisetas más que ajustadas con tejidos súperdry-extrasoft-ultraligth-megaconfort…

 
Las avenidas de nuestras ciudades, nuestros pueblos, o parques, se han convertido en un curioso escaparate de los más innovadores equipamientos deportivos para runners de todas las edades y condición.
 
Es la moda healthy del momento.     
 
Cuando llegue el apocalipsis zombie ellos serán los últimos en ser comidos. Y los más fibrosos, seguramente.
 
Pero, si esa no es ahora mismo una de tus preocupaciones, hablaremos entonces de otra forma de ejercicio. Una que, a pesar del tiempo, no ha pasado de moda: caminar. Y antes de empezar, vamos a desechar todos esos prejuicios que acompañan a veces a la imagen que tenemos de este saludable deporte:
 
  • Prejuicio nº1: Caminar no es sólo eso que hacen señoras mayores con falda de tubo, zapatillas y calcetines de tenis.
  • Prejuicio nº2: Caminar no es un deporte de “descarte” para quienes no pueden hacer otra cosa. Puede ser un deporte de alta exigencia si el deportista lo decide.
  • Prejuicio nº3: Caminar no es ir de charla y aprovechar para ver algunos escaparates. Es un ejercicio cardiovascular que debe acelerar nuestro ritmo cardiaco y respiratorio.
  • Prejuicio nº4: Caminar no termina en una terracita tomando una cerveza. Termina con estiramientos y una ducha, como cualquier actividad deportiva eficiente.
  • Prejuicio nº5: Si tu abuelo camina, no es porque caminar sea un deporte de abuelos, es porque tu abuelo es de los que saben hacer deporte.
 

Caminar como rutina deportiva

 
Andar como hecho habitual de nuestra vida y caminar de forma deportiva son, por la tanto, cosas diferentes. Es lo primero que tenemos que tener en cuenta a la hora de desarrollar este ejercicio.
 
Por ello, comenzaremos por equiparnos correctamente, aunque no necesitaremos tecnología espacial para ello. Bastará con un buen calzado que amortigüe nuestros pasos y sujete correctamente el pie.
 
Una ropa cómoda que nos proteja de las inclemencias del tiempo (calor o frío). Un poco de crema protectora solar y una botella de agua por si nos asalta la sed. Y sobre todo, sentido común. Ese que nos irá dictando lo que realmente nos hace falta y lo que no.
 

Entonces, ¿cómo caminar para conseguir los beneficios que estamos buscando?

 
Lo más importante es ajustar el esfuerzo a nuestra condición: Esforzarnos dentro de los límites que nuestra edad, nuestra complexión y nuestra salud nos imponen. Y disfrutar. Porque caminar es un deporte para aquellos que disfrutan de la vida, poco a poco y sin agobios.
 
Empezaremos  por marcarnos metas cortas, con recorridos sin grandes pendientes y sin retos temporales. Es decir: a nuestro ritmo. Poco a poco, iremos incrementando los desafíos. Un poco más lejos, un poco más rápido. Y ahí sí que puedes empezar a contar con el reloj y marcarte retos en kilómetros y tiempo.
 
30 minutos tres veces por semana ya empezarán a reportarte grandes beneficios.  Si lo que buscas es perder peso, tendrás que aumentar ese tiempo hasta 45 minutos, para dar tiempo a que se active el metabolismo que se encarga de quemar la grasa. Y si caminas a diario, estarás consiguiendo ya un gran avance para tu salud.
 
La postura corporal también es muy importante. La espalda siempre recta, acompasando el movimiento de los brazos y procurando no tensionar zonas como hombros o espalda. Y sobre todo, controlar la respiración, evitando jadeos e inhalando por la nariz.
 

Ventajas de caminar 

 
Y por si aún no te has motivado lo suficiente, vamos ahora a repasar las ventajas de caminar. Especialmente si ya tienes más de cuarenta.
 
1-Es un deporte adecuado a cualquier edad. Es decir, que si tienes más de cuarenta no necesitarás una base física adecuada que proteja a tus tendones y huesos de las lesiones que otros deportes más intensos acarrean frecuentemente.
 
2-Puede practicarse en cualquier época del año, en cualquier lugar, solo o en compañía.
 
3-Se adapta a tu nivel sin problemas. Esto quiere decir, no sólo que podrás empezar suavemente sino que el nivel de exigencia crecerá hasta el punto en el que tú y tu organismo decidáis.
 
4-Caminar no somete a tu cuerpo a los “impactos” repetidos que otras actividades, como running o tenis, por ejemplo, llevan consigo. No tiene, por tanto, las consecuencias negativas de esos deportes más intensos, que se sufren además de en articulaciones y huesos, en la piel pudiendo causar a largo plazo, flaccidez.
 
5-No tendrás que asumir cuotas, ni inversiones en material para realizarlo.
 
6-Caminar activa las endorfinas, mejora el estado de ánimo y activa el apetito sexual.
 

Y si eres de los que necesitan datos médicos, ahí van unos cuantos:

 
1-Caminar reduce el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
2-Ayuda a combatir algunos dolores crónicos, como los derivados de la fibromialgia.
3-Reduce las posibilidades de ictus, demencia senil, infarto de miocardio y muchas otras dolencias.
 
Un deporte perfecto para todos que tienes en la puerta de tu casa.
 
¿A qué esperas?
 
 
 
 
 
 

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